En verano, el monte se vuelve un tanto hostil y no apetece visitarlo, a no ser muy de mañana o ya casi de noche. Pero una vez que han caído las primeras lluvias y las temperaturas han descendido, el monte Albarracín lanza sus invitaciones verdes y frescas a los que estamos enamorados de él. Esta temporada ya le he hecho varias visitas, menos de las que yo quisiera. Y naturalmente, con la cámara en ristre.
Junto al pilar, en un pequeño habitáculo que cobija una captación de agua, nadaba tan fresca esta salamandra, muy torera, vestida de negro y oro, en una penumbra que yo rompí abriendo la portezuela de chapa que la separa del exterior.
Junto al pilar, en un pequeño habitáculo que cobija una captación de agua, nadaba tan fresca esta salamandra, muy torera, vestida de negro y oro, en una penumbra que yo rompí abriendo la portezuela de chapa que la separa del exterior.
Tras este pequeño alto en el camino, he seguido vagando por el monte y, aunque sé que el árbol de la foto de abajo ya es muy conocido en estas páginas, no me resisto a la tentación de visitarlo en muchas de las ocasiones que camino por el monte ni de traerlo una y otra vez aquí para que los amigos que tienen la desdicha de no poder verlo en su sitio, puedan disfrutarlo viendo su foto. Ahí lo tienen: casi 500 años nos contemplan, un milagro de la naturaleza, un quejigo que nació antes que nuestros tatarabuelos y que probablemente nos sobreviva a todos los que ahora lo contemplamos.
Finalmente, ya cuando bajaba hacia el pueblo, hice un alto en el camino a la sombra de esta joven encina que aparece abajo, un árbol que figura en la cabecera de este blog desde el primer día, la imagen que permanentemente lo identifica.
La encinita de mi blog
La portada de mi blog, con esa misma encina a contraluz
19 comentarios:
Bonitas fotos, el paraíso para los que vivimos entre cemento!
Qué bonito ese quejigo.
Qué placer pasear contigo por estos lugares tan preciosos. Me gusta el quejigo porque es un espectáculo en sí, pero más me gusta la encina que te acompaña siempre.
Besos para tus caminatas.
La próxima vez que visite El Bosque intentaré "conocer" tan magnífico árbol, y el agua donde vive la salamandra no puede ser más cristalina... un saludo.
MAMÉ, No dejes de venir y de llamarme, que yo te llevaré, porque si no te llevo yo difícilmente lo encontrarás.
ESte es mi Aro, con sus foticos espectaculares...La salamandra vestida de negro y oro, es preciosa en ese agua terrosa, los árboles son algo que te identifica,amigo...
Besicos.
Primera vez que veo la foto de una salamandra, cuantas maravillas tiene la naturaleza de tu pueblo!
Besos
Es un privilegio saber encontrar la belleza. Y tú lo tienes.
Esas salamandras son preciosas. Yo las encuentro en el camino que lleva a casa, cada vez que llueve suavecito.
Besosdelluvia
Ese árbol me tiene encandilado, que belleza, es majestuoso, todo el emana dignidad y orgullo...
Gracias.
Salud
Bonjour et encore merci pour tes photos j'adore ce voyage
Para los que no tenemos oportunidad de visitar el bosque, las imágenes que nos traes son como tener una ventana en casa abierta a los más bellos rincones de la naturaleza. Nunca había visto una salamandra tan bonita, y la fotografía del quejigo parece pintada por un maestro, es magnífica, el otoño le sienta muy bien.
Hasta pronto.
Hola amigo: Estas fotos parecen postales. muy bien tratado el color.Y super nítidas. grcias por compartirlas. Un fuerte abrazo!
Estoy deseando que esta tierra mí le dé oportunidad a las salamandras y a los sapos...tiene que llover.
Prefireo mil veces estas fotos, estos parajes, a las setas de la Encarnación. Donde va a parar!
Un abrazo.
Que bonitas fotos, lo que me dice que el paseo fue fructuoso. Ay, ese árbol que maravilla de la naturaleza.
Besos.
Preciosas fotos, Aro. Es un privilegio poder pasear por esos montes.
Un abrazo
Je viens te dire bonjour et je te souhaite une belle journée
Me sentí a gusto paseando contigo,ese árbol de 500 añois quizás nunca lo pueda ver personalmente pero es magico para mi saber que existe! gracias por este rato tan grato ,un abrazo!
La foto del quejigo parece de cuento de hadas, me ha dejado absolutamente absorta, subyugada por su belleza.
Un abrazo
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