Desde hace tres años, el pueblo de Grazalema viene rememorando los hechos que allí acaecieron en torno a la figura de un famoso bandolero, José María el Tempranillo, que anduvo por las sierras andaluzas en el primer tercio del siglo XIX. Durante tres días, se dramatizan los acontecimientos más memorables: la boda del Tempranillo con su novia; el trágico parto de esta; la huida del famoso bandolero portando el cadáver de su esposa y al recién nacido... en fin, toda aquella historia de leyenda que sucedió hace ya mucho tiempo y que se recuerda en un ambiente festivo y de participación ciudadana realmente impresionante.
El personaje central de esta historia, José María Hinojosa "El Tempranillo" (1805-1833), fue un jovencísimo bandolero de quien el escritor francés Prosper Merimée llegó a decir que si en España mandaba el Rey "en Sierra Morena mandaba "el Tempranillo". Por razones un tanto confusas, este vecino de Jauja mató a un paisano, probablemente en un duelo por disputas amorosas, y ello le obligó a huir de la Justicia y echarse al monte. Anduvo enrolado en diversas trupes de bandoleros, hasta que él mismo creó la suya propia. En 1825, catorce hombres le seguían; llegó a contar hasta con cincuenta y se convirtió efectivamente en el rey de Sierra Morena; controlaba todos los pasos de la sierra y todo carruaje que quisiera pasar por ella había de abonarle el correspondiente "peaje".
A pesar de todo no fue un bandolero sanguinario. Tenía fama de cortés: a las mujeres les ofrecía el brazo para ayudarles a bajar del carruaje que las transportaba, las llevaba a la sombra de algún árbol y cortésmente les robaba los anillos mientras les decía que "sus manos eran tan bellas, que no necesitaban aquellas alhajas" para adornarlas.
Pues bien, este personaje se casó con una joven gaditana, María Gerónima Francés, natural de Torre Alháquime; ella quedó embarazada y el día 6 de enero de 1832, en un cortijo de Grazalema, se puso de parto; descubiertos por la guardia -los llamados migueletes-, el Tempranillo fue sorprendido en el caserío donde se encontraba con su mujer; la casa fue rodeada, y entre los disparos de los asediadores y los asediados, María Gerónima murió de terror durante el parto; el osado bandolero se amarró su cuerpo muerto a la espalda y al recién nacido en la faja, y logró escapar del asedio galopando en su caballo entre los disparos de los sitiadores.
Esta historia es la que Grazalema cada año recuerda mediante la escenificación de determinados hechos, y en esa multitudinaria representación participa de una u otra forma todo el pueblo.