El aceite es un manjar y el de la Sierra de Cádiz es maravilloso, sabe a gloria. Ayer me fui de ruta y en Olvera, pueblo cuyo nombre deriva de Olivera según algunos estudiosos, llegué a una almazara para adquirir un poco de este oro líquido, que en estas fechas empieza a obtenerse de las aceitunas recién cogidas.