MALDITA TERRA

Terra ha eliminado su servicio de correo. Un correo que yo tenía desde siempre, desde que se popularizaron estos instrumentos de comunicación digital, me ha desaparecido; pero lo más grave es que, además de dejarme un tanto incomunicado con las muchas personas que conocían mi dirección, se me han perdido todos los correos que conservaba y no veo la manera de recuperarlos.

Así estoy yo con Terra

De todas maneras, lo que pretendo es comunicar a los amigos de este mundo bloguero y a todos los demás que a veces me enviaban algún que otro correo, que me he trasladado a esta otra dirección: arobosque@gmail.com

FRASQUITA

Frasquita

Tiene 96 años y hace unos días una desgraciada caída le ha roto la cadera o quizás lo que ocurrió fue que la rotura le produjo la caída. Ella está ahora postrada en la cama del hospital y parece que duerme. Es la tarde. El sol incendia el horizonte. Probablemente el estrés de la operación, del entorno extraño, ajeno a la placidez de su casa, tal vez alguna medicación, sus años... quién sabe, puede que todo eso junto se haya confabulado para provocarle un pequeño derrame cerebral que la mantiene sin habla y le ha robado la sonrisa, su mirada cariñosa y ese genio suyo que le afloraba cuando algo no era como ella quería que fuese. Le acompañamos. Araceli, sentada en una silla; yo, apoyado en el alféizar de la ventana que da al oeste, contemplo la puesta de sol. Cuando la miro a ella, a Frasquita, me parece también un sol de mujer, un sol de persona, un sol que ha brillado durante casi un siglo y que nos alumbra ahora desde su último horizonte.