Cádiz es una ciudad maravillosa. Disfruto ahora con mucha frecuencia de sus calles, de sus plazas, de sus paisajes marinos, de ese mar inmenso y azul que la envuelve y le lanza continuas sonrisas de espuma a los pies. Un día de estos tengo que elaborar un reportaje fotográfico de mi ciudad preferida y traerlo a estas páginas para que la conozcáis los que tenéis la desdicha de no conocerla. No soy de Cádiz, soy de El Bosque y bosqueño me siento; pero una parte de mí es gaditana. Dijo en una ocasión Antonio Burgos, escritor sevillano, que los gaditanos "nacen donde les da la gana"; pues bien, esa parte mía que se siente gaditana nació en El Bosque, donde le dio la gana, pero es de Cádiz. Dejo aquí unas fotos hechas con el móvil como aperitivo de un reportaje más prolijo: las dos primeras fotos dan fe de la belleza de una de las playas gaditanas, La Caleta; la otra foto da fe del divorcio del carnicero del barrio.
Playa de La Caleta con el Castillo de San Sebastián al fondo y unas barcas soñando |
El carnicero se ha divorciado |