La Rambla de Barcelona es una de las calles más cosmopolitas que he conocido. Desde la Plaza de Cataluña hasta el puerto antiguo, donde se erige la estatua de Colón, se extiende un amplio y largo paseo, siempre lleno de gente que va y viene con prisa, de gente que camina plácidamente observando el espectáculo diverso que le rodea, de gente que vende y que compra, que utiliza sus cualidades teatrales, sus capacidades trileras para ganarse el pan con el sudor del de enfrente... en fin, el mundo entero y la vida misma concentrados en esta avenida de una ciudad que respira Mediterráneo y huele a mar.
Plaza de Cataluña............................Monumento a Colón
Hay siempre en las márgenes del paseo central de esta avenida, multitud de mimos generalmente perfectos; distintos personajes históricos o de la vida cotidiana adquieren vida inmóvil en esta serie de mimodramas, inmutables hasta que se les arroja una moneda en el platillo que colocan en el suelo, para recibir en él el donativo que los viandantes estimen oportuno: en ese momento, el mimo realiza alguna representación que pretende divertir al personal. Traemos hoy a esta entrada cinco instantáneas tomadas a un actor que se encontraba sentado en la taza de un inodoro, haciendo lo que se suele hacer en dicho lugar; vean la representación que realizaba este buen señor cuando oía el sonido que producía el vil metal al caer en su platillo.
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