Madroño rima con otoño (y con eso también). Una rima rica, un rico fruto que llega a la madurez precisamente en esta estación. Redondo y rojo, rugoso, amarillo por dentro; de sabor entre ácido y dulce, contiene alcohol cuando está muy maduro y comido en grandes cantidades, emborracha.
Madroño también se le llama al árbol que produce este fruto. Es de porte habitualmente mediano, aunque puede alcanzar hasta los 8 metros de altura. Animales como el zorro y pájaros como el mirlo o el zorzal, son aliados de él, pues ingieren sus frutos y con sus excrementos diseminan sus semillas, contribuyendo de esa manera a su expansión.
Las hojas del madroño son astringentes -una buena receta para nuestra bloguera de "La casa de Novicia Dalila"-; el preparado es de fácil elaboración: 30 gramos de hojas secas hervidas en un litro de agua durante quince minutos; luego, una vez que ese líquido se enfría, se toman tres o cuatro tazas diarias. Este mejunje también es bueno para las dolencias del aparato urinario y de los riñones.
Los bereberes del Norte de África plantan madroños cerca de sus casas, porque consideran que este árbol ahuyenta los malos espíritus; en el Monte Albarracín de El Bosque hay un inmenso bosque de madroños, en el que ciertamente solo habitan espíritus divinos; sus senderos, en esta época, se tiñen de rojo y la tenue luz que dejan pasar las copas de estos árboles desciende como una lluvia de breves espejos azules, verdes y rojizos.
14 comentarios:
Los madroños me han traido el recuerdo del Camino de Santiago, las dos veces que lo he hecho ha sido en el mes de noviembre, e ibamos recogiendo y comiendo los dulces madroños, que ahora con tu comentario comprendo que era su época de maduración. Un saludo.
De niña viví en un pueblecito donde crecían madroños. Me encantaban sus frutos de un color precioso y un sabor agridulce . No he vuelto a verlos por ninguna parte y me ha emocionado tu texto y fotos. Me has llevado por unos momentos, a un lugar remoto de la infancia.
Besos
De niña salía a pasear con mi abuelo por el monte y recuerdo haber comido madroños, muy ricos por cierto.
Bonitos recuerdos recuperados...
Besos
Pues habrá que plantar un Madroño en la terraza a ver si ahuyenta los malos espíritus. :) Me encantan los árboles y me gustaría mucho saber diferenciarlos todos.
Un besote
Qué buena descripción de los madroños. Nunca los he probado, es que soy un poco anti-fruta.
Me encanta venir a tu blog, tiene tanto de poesía en las imágenes y tus descripciones transportan el espíritu hasta esa naturaleza bella que posee el bosque.
Mis saludos.
Cecy
Gracias a todos por vuestra visita y vuestros comentarios. Un saludo.
Y protagonista de uno de los villancicos más famosos de estas tierras, que dentro de nada empezarán a cantarse: Madroños al Niño no le demos más...
Pues nunca he probado ese fruto, y me parece que el único madroño que he visto es del de Madrid, ajajjajaj.
Macerar madroños durante unos meses en un buen orujo es un lujo a degustar.
No menos lujoso es ese bosque de madroños del que hablas.
Preciosos árboles.
:)
Tengo uno frente a casa(sembrado por nosostros) y este año ha empezado a dar sus frutos, espero que los amigos de lo ajeno me lo dejen tranquilo y permitir madurar sus frutos que seran bien macerados en un buen aguardiente, con todos sus avios, y sera desgustado en fechas venideras. Uhmmmm
Pues ya sabes, Aljibe, que el madroño espanta los malos espíritus; lo peor es que los manzanos los atraen. Saludos.
Hola...
Hermosos árboles con provocativos frutos nos muestras hoy.
Muy bonitas las fotografías, muy interesante el artículo sobre las propiedades medicinales y espirituales del Madroño.
Saludos.
La rima de madroño te ha salido del alma... Poeta!
Publicar un comentario