ANTONIO MACHADO, UNA ESCENA, UN POEMA

Este año tampoco vamos a faltar a la cita con don Antonio, vamos a dedicarle al menos este breve recuerdo: un poema y una foto hecha con palabras de su cuñada Matea Monedero, que relata esta emotiva escena:  

Collioure. Antonio Machado está en cama; en la misma habitación, su madre yace en una cama contigua; los dos, casi cogidos de la mano, esperan emprender juntos el último viaje. 

Dice Matea Monedero que tuvieron que sacar su cadáver alzándolo "sobre la cama donde mamá Ana estaba inconsciente". Cuenta también que poco después de que se llevaran "el cuerpo sin vida de Antonio, y por una de esas cosas que asombran, mamá Ana tuvo unos instantes de lucidez y preguntó, como si la naturaleza le hubiera avisado de lo sucedido, con voz débil y angustiada: ¿Dónde está Antonio? ¿Qué ha pasado?" Y añade Ana que José, el hermano de Antonio que le acompañó en el destierro, le mintió diciéndole que "Antonio estaba enfermo y que se lo habían llevado a un sanatorio. Recuerdo que mamá Ana le dirigió una mirada en la que se veía que no aceptaba ninguna de aquellas palabras. Luego cerró los ojos y tres día después moría."

Ese es el cuadro que Matea describe. Y la otra parte de este recuerdo, estos tres cantares que Machado envió a Unamuno en 1913, hace ahora 100 años:

Señor, me cansa la vida,
tengo la garganta ronca
de gritar sobre los mares,
la voz de la mar me asorda.
Señor, me cansa la vida
y el universo me ahoga.
Señor, me dejaste solo,
solo, con el mar a solas.

O tú y yo jugando estamos
al escondite, Señor,
o la voz con que te llamo es tu voz.

Por todas partes te busco
sin encontrarte jamás,
y en todas partes te encuentro
sólo por irte a buscar.